Como si tuviera 40 años y no pudiera dejar todo, de repente, por el simple hecho de que existis, respiras, caminas y de que el deseo mas fuerte que tuve en mi vida, fue que vos estes en ella.
Mis otoños e inviernos siempre fueron así, no te conocen, por mucho que te hayan visto en un pasado, siempre fue por obligación, pero jamás una elección nuestra. Son estaciones fugaces, en las que nunca ame, pero siempre quise.
Nos vieron la arena y el mar, y nos escucharon reir tantas paredes de casa que me va a ser imposible olvidar por completo, porque estamos en todo, porque dejamos algo nuestro en cada lugar, porque todavia, la gente, despues de pensar en mi, irremediablemente piensa en vos.
Vas a conocer a mis hijos y yo a los tuyos, y quizas siempre he estado errada y los mios no sean también los tuyos, pero de cualquier manera vamos a estar, porque algo que sobrepasa a nuestro entendimiento no lo eligio de otra manera.
Pensar que nuestra ausencia no es más larga que un recreo, a veces da miedo. Sería mucho más facil si fuera eterna, pero no puedo manejar estos hilos, nunca podré hacerlo, e incluso aunque pudiera, creo que de alguna u otra forma los ataria por inercia una y otra vez.
No, hoy no te necesito, ni te extraño, ni tengo ganas de sonreir por vos. No, hoy no me haces tanta falta, pero se que, mis ansias de vos, siempre fueron directamente proporcionales a lo cerca que este el sol de este planeta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario