La verdad es que me agota, siento que es como un nene de trece años al que hay que explicarle las cosas y yo no tengo ganas de explicarle nada, y aunque tuviera ganas, no estoy en posición de hacerlo, aunque creo que está claro lo que tiene que hacer, pero de repente puedo reconocer que ni yo lo sé. Lo que si se es que, por lo menos yo, siempre que tuve ganas de hacer algo lo hice, no conté con si me parecía o le parecía mal a él o a cualquiera, y espero cierta reciprocidad, y no puedo ceder sin ella, aunque tampoco sé si cedería en el caso de que esta existiera. No soporto a la gente conformista, me parece mediocre, el me parece mediocre, de pronto, que no está a la altura, me deleita lo poco que hace y al mismo tiempo me da pena, actúa como si quisiera comprarse un café y tres medialunas con un peso, y no alcanza, está claro que no alcanza, el hecho de intentarlo, incluso, me parece patético, y sin embargo no puedo culparlo, era como el vagabundo preferido de un barcito de barrio al que siempre, por amor, se le dio todo gratis, pero ahora que los dueños del barcito cambiaron, ahora que consiguió trabajo y que lo está haciendo relativamente bien seria estúpido, absurdo, que todo se le siga dando en bandeja, aunque no fuera más que por pena. No necesito que se esfuerce si no quiere hacerlo, lo que si pretendo es que si va a hacer las cosas, las haga como corresponde. No estoy, o le hago creer que no estoy pero lo veo y entiendo todo o creo que lo hago, y me fascina que por primera vez en la vida la gente me diga que no estoy equivocada y que me aliente a seguir con esto, pero ¿Qué es esto?, en algún punto de estos tres meses dejo de ser un plan falso de vida para que sienta mi falta, para que estuviera conmigo, en algún punto se torno real y deje de fingir que no lo amaba, y estoy bien, mejor que nunca, pero no sé si estaría tan bien sin las migajas que me da, son las que complementan mi alimento, las que me llenan, las que me llevan a decir, a sentir que estoy llena después de una existencia de vacío, que llevo desde que me di vuelta para verlo el día que lo conocí, y que fue lo más real que me paso, esa conexión que me impulsaba a pensar que había algo mas entre ese desconocido y yo que no podía explicar, porque no entendía, porque no conocía las palabras para transmitir y transmitirme lo que pasó en ese ínfimo momento. Ahora entiendo, y conozco las palabras, y ahora también tengo que darme vuelta para verlo, porque hoy por segunda vez es él quien esta atrás, pero gracias a Dios esta vez, metafóricamente hablando...
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