Esta vez es muy difícil explicar lo que quiero decir, tan difícil que no creo poder hacerlo, pero eso sí, lo voy a intentar. ¿Nunca les paso que un beso, que un abrazo no les alcanza? Que nada alcanza... cuando a la unión de dos cuerpos se refiere, que igual se siguen sintiendo lejos, incluso estando tan cerca. Ayer acababa de verlo, no al de siempre, al de ahora, pero al de siempre ahora, ¡Cuantas vueltas!, e iba pensando, mientras miraba por la ventana, y sentía esa falta, esa falta de saber que lo tengo todo, que realmente estoy feliz, pero que necesito más, necesito que se acerque más. Tengo su olor en mis manos y curiosamente no puedo pensar en otra cosa que no sea él, y todo lo que él me significa. Es duro porque mi anhelo es científicamente imposible, porque me tengo que quedar en la condición de par, porque le puedo dar la mano, pero no puedo ser su mano y la mía al mismo tiempo, porque siempre al ser dos personas hay un espacio, hay un abismo, por muy pegados que podamos estar, y creo fervientemente que ese es el miedo de todo el mundo en materia de amor, ¿No?, ese miedo que genera el saber que del micro-espacio que existe hoy entre dos labios, entre dos lenguas, entre veinte dedos, mañana puede ser un abismo.
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